2007/04/14

Retrato de un escultor vascoflamenco: Philip Aguirre y Otegui

El escultor Philip Aguirre y Otegui nació en Amberes (Flandes) en 1961. Sus padres fueron vascos y habían llegado a Flandes como tantos otros niños refugiados durante la guerra civil. La referencia a sus raíces vascas surge a menudo en sus entrevistas. Philip Aguirre reconoce haber mantenido siempre un lazo estrecho con el País Vasco, a pesar de haber vivido siempre en Flandes.

La obra de este escultor vascoflamenco se caracteriza por una feliz combinación de elementos clásicos y modernistas con un fondo humanista. Una estética que une fuerza y sobriedad, intimidad y monumentalidad. Marcada por una ironía sutil, su obra se muestra a menudo crítica hacia la sociedad y denuncia la injusticia en el mundo.

Una de sus esculturas más conocidas se encuentra en el aeropuerto de Zaventem, “el hombre con el colchón”, y simboliza los numerosos sin techos y refugiados en el mundo. Otra escultura es la estatua de un hombre poderoso caída en el suelo. Esta obra se basó en la caída del monumento del dictador iraquí Saddam, sin embargo los rasgos de la estatua recuerdan claramente al rey belga Leopoldo II, con lo que Aguirre hace alusión a las atrocidades cometidas durante el reinado belga en el antiguo Congo.




Una escultura para Flandes


En 2003 el consejo provincial de Oost-Vlaanderen (Flandes Oriental) y el ayuntamiento de Kaprijke convocaron un concurso para la creación de una “Escultura para Flandes”, una escultura para homenajear al creador del himno flamenco “De Vlaamse Leeuw” (El León Flamenco) y conmemorar los 700 años del Gulden Sporenslag (la fabulosa Batalla de las Espuelas de Oro de 1302 en la que Flandes derrotó a Francia). Pues el ganador del concurso fue Philip Aguirre.


El 10 de julio del mismo año se inauguró el monumento: una escultura representando a un hombre con una bocina. En alguna entrevista Philip Aguirre dijo lo siguiente acerca de su obra: “Se puede ver en la obra seriedad y humor. En un principio me pregunté qué es un himno, qué es un pueblo, reflexioné sobre el nacionalismo en relación con Flandes. Esa bocina es el símbolo de todos aquellos que piensan que tienen algo que anunciar. Es un mensaje abierto, ya que la escultura podría estar lo mismo en Walonia o en el País Vasco. La ropa es un guardapolvo que se pone encima del traje y con esas manos en los bolsillos quise relativizar un poco el nacionalismo. Vengo de una familia vasca y conozco los pro y contra del nacionalismo. Puede llevar a la emancipación pero también puede decaer en extremismo, casi racismo.”

Con su escultura Philip Aguirre quiso por lo tanto simbolizar el nacionalismo (flamenco) y a la vez relativizarlo: es importante que un pueblo levante su voz, se autodefine, se manifieste y defienda su identidad, pero también es importante evitar que se caiga en el extremismo y en el racismo.

Al descubrir la obra de este artista vascoflamenco, me acordé de Karmelo Etxegarai y la traducción que hizo a finales del siglo XIX de un relato alegórico del autor flamenco Hendrik Conscience – íntimamente vinculado al mito del León de Flandes – al euskara, una traducción en la que sustituyó todas las referencias a Flandes por referencias a Euskal Herria, hasta en el título: Euskal-Erria (1891). El escritor vasco Etxegarai recurrió a la traducción de un texto flamenco para crear y promover un discurso identitario vasco.

Dos ejemplos de una curiosa dinámica intercultural vascoflamenca.

[Este reportaje lo publiqué por primera vez en el mediablog Zukzri de eitb24.com: Philip Aguirre y Otegui, un escultor vascoflamenco en Flandes.]

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